lunes, 4 de julio de 2011

Es posible que un político sea honesto, listo y gaste poco??

"Ante la corrupción, la gente de los países ricos pide que se restrinja el poder de los políticos, en los países pobres, piden políticos honestos". Esta frase la oí refiriénose a Argentina, si bien, en España, con los indignados se han vuelto a pedir "políticos honestos" (dejando a un lado cómo se caracteriza España tras esa petición) es de resaltar que, con el paso de los años (y de numerosas peticiones en esta línea) los políticos no parecen hacerse honestos sino más bien todo lo contrario; nuestros políticos son cada vez menos honestos, más torpes y más pródigos ¿Es esto evitable?

A nuestro modo de ver no, ya que los incentivos del sistema están todos alineados para que los políticos vayan cada vez a peor. Hemos diseñado un sistema que incentiva que los políticos sean cada vez menos honestos, listos y eficientes en el gasto. Para ello imaginemos la carrera política de un joven que hoy entra en un partido mayoritario; esta se verá plagada de pequeñas "competiciones" con otros miembros del partido para conseguir ir ascendiendo hacia puestos que le permitan optar a cargos políticos. Veamos por qué de esas competiciones surge gente, mayoritariamente, poco preparada y poco honesta:
  • Imaginemos una carrera entre dos atletas (A y B) exactamente igual de rápidos; ahora supongamos que a A, si gana, le damos 10 euros y a B, si gana, le damos 1.000.000 de euros. ¿Quien ganará? Pues B sin duda. Volviendo a la política: ¿Cuánto gana un concejal honesto? Pues no sé, pongamos unos 60.000€ ¿y uno corrupto? Pues millones de euros ¿Quién creéis que irá ganando las competiciones, los honestos o los corruptos?... Además, en este punto se podría considerar también, emplear la corrupción para ganar las competiciones en sí
  •  Imaginemos ahora una carrera entre otros dos atletas (C y D) también exactamente igual de rápidos y, supongamos que a C, si pierde, le cobramos 2 euros de multa y a D, si pierde, matamos a su madre, le cortamos un pierna y embargamos su coche y su casa ¿Quien ganará? Pues D, por supuesto. Volviendo a la política: imaginemos un político brillante y que su alternativa a ser ministro (lo que le sucederá si pierde) es volver a su actividad profesional anterior en la que es, por ejemplo, un importante directivo de una multinacional o un profesional admirado y otro que, si no consigue ser político, se quedará sin nada. Pues los incentivos estarán alineados para que el político torpe sea vuestro nuevo concejal de urbanismo.
Finalmente, una vez que llegan a cargos públicos ¿por qué gastan tanto los políticos? ¿Existe alguna cuestión que los empuje a ello? Aquí el incentivo surge de que cuanto más gasten, más "cobran": supongamos que mañana se quiere hacer una autopista de Vitoria a Valencia que vale varios miles de millones de euros; de inmediato múltiples propuestas aparecen en la mesa del Ministro de Fomento de turno junto con "regalitos" o "favores" implícitios (no necesariamente dinerarios, pero está claro que si le das la obra a alguien ellos te tendrán luego simpatía y te pueden dar un cargo, o colocar a tu hija o hacerte una casa gratis...). La mayoría de las propuestas son similares así que elija la que elija, la decisión será correcta (y no judicializable) y la empresa agraciada sabrá luego recompensar al político de turno con algún detallito no demasiado evidente que imposibilite la acción judicial.

Cada vez que un político gasta, incrementa su poder y se enfrenta a una maravillosa situación de este estilo, tienen que destinar grandes sumas a alguna empresa que, sabrá recompensar o contratar a gente que, también sabrán ser agradecidos. Es delito, pues sí, pero es imposible de probar.Además recordemos que los políticos que llegan son los más torpes y los menos honestos...

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